martes, 23 de agosto de 2016

18.- Cataratas de Iguazú. Brasil y Argentina

Para llegar a las cataratas comenzamos el camino en la ciudad de Chuy, frontera Uruguay-Brasil. Varias personas nos habían recomendado que podíamos tener problemas en la frontera para entrar a Brasil sin un billete de salida, una reserva de Hotel o una carta de recomendación y una tarjeta de crédito. Brasil aplica estas medidas tan exigentes a las personas con pasaporte español por un simple motivo: ley de reprocidad. 


¡Nada de nada! Cuando llegamos al paso fronterizo, vimos que la entrada al nuevo país, se parecía más a un peaje que a una frontera. Definitivamente las fronteras terrestres siempre son más accesibles que las aéreas. Después de las típicas preguntas de dónde somos, dónde venimos y hacia dónde vamos, ¡Pam, pam! Un par de sellos en el pasaporte y ya estamos en Brazil. 


Aquí logramos hacer carona -autoestop- hasta una ciudad de nombre peculiar: Pelotas. El camionero muy amablemente nos dejó  a las afueras en una gasolinera y allí en teoría no debíamos tener muchos problemas para seguir hacia el norte.
¡Nada de nada! 
Pasamos toda la tarde con el brazo levantado y el pulgar hacia arriba. Hicimos un cartel con un trozo de cartón, preguntamos a quince o veinte camioneros y... ¡nada de nada! Se hizo de noche y nos quedamos en Pelotas, tuvimos que dormir allí. A las afueras de la ciudad en la gasolinera que habíamos llegado por la mañana, concretamente detrás del restaurante. 
Suerte que teníamos nuestra súper tienda de campaña que habíamos comprado en el supermercado Anónima de Argentina: ligera, fácil de montar y pequeña, muy pequeña. Tan extremadamente pequeña que entramos los dos con dificultades, evidentemente sin las mochilas grandes...  ¿será que era para niños? Estuvimos toda la mañana siguiente intentando hacer carona y después de horas tragando polvo, preguntando y haciendo señales a los conductores, ¡Nada de nada!
Desistimos y optamos por el plan B: tomar un omnibus -autocarhasta Santa María, a medio camino de Iguazú. En esta ciudad estuvimos un par de días con nuestro couchsurfings andaluces Sara y David, una pareja encantadora que estaban haciendo un intercambio en la universidad. Ellos vivían con Echy y sus compañeros brasileños de piso. Con ellos hicimos muy buenas migas, asistimos a la primera clase de capoeira y claro, como era 26 de mayo, hasta celebramos mi cumpleaños.

Empezaba nuestro contacto con la cultura brasileña y con su idioma. Un portugués un poco diferente al de Portugal y con cierto parecido al gallego chapurriao que se habla en mi estimado pueblo del Bierzo: Burbia. Soy de un pueblecito ubicado en un valle privilegiado en las montañas entre León y Lugo con mucha influencia gallega en su cultura y en su idioma. El portugués que estamos comenzando a escuchar aquí en el sur de Brasil, me recuerda a mi pueblo y a mi querida gente. No obstante no va a ser tan fácil entender y hablar el idioma como yo pensaba...
De aquí nos fuimos con David y Sara en bus hasta Foz de Iguazú para visitar las famosas cataratas, ellos aún no las conocían y también querían visitarlas esos días.
Las cataratas de Iguazú son una de las siete maravillas naturales de nuestro planeta. Más de 275 cascadas, un regalo de la naturaleza, grandioso. Realmente lo que hemos visto nos ha dejado sin palabras. 


Algunos opinan que son incluso más asombrosas que las cataratas Victoria en el sur de África o las cataratas del Niágara entre Estados Unidos y Canadá. Nosotros no podemos hacer comparaciones, todavía no...
Muy cerca de las cataratas se encuentra la conocida Triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay. No obstante, las cataratas solo se pueden visitar desde la parte argentina y la brasileña ya que son frontera natural únicamente entre estos dos países.
Uno de nuestros dilemas al llegar a Foz de Iguazú situada a 20 minutos de Paraguay y a 30 de Argentina, fue visitar las cataratas sólo desde Brasil o ir también a Argentina.
La duda quedó resuelta con las recomendaciones de nuestro couchsurfing en Foz. Henri que había estado en ambos lados nos recomendó ir al lado argentino y si podíamos, ir sin duda a los dos. Entonces, ¿por qué no verlas desde los dos lados? Esa mañana amaneció con un cielo oscuro y confuso. Las lluvias de los últimos días no eran nuestro mejor referente así que decidimos aplazar nuestra visita y decidimos ir junto a Henry a un templo budista cerca de casa.

El lado brasileño alberga el 20% del Parque de Iguazú pero ofrece una visión panorámica de los saltos de agua que no se puede ver en la otra parte. La mejor vista de la espectacular garganta de Diablo se encuentra desde Brasil. Este espectáculo de naturaleza salvaje nos da una idea mucho más aproximada de la magnitud del lugar en el que nos encontramos.


La entrada al Parque Nacional por el lado de Brasil cuesta R$ 56 (14 €), y el autobús que te lleva desde la ciudad de Foz es un ómnibus urbano que cuesta R$ 3,8 (1 €) por trayecto. Una vez dentro del Parque un autobús (gratuito) conecta por una carretera asfaltada con los diferentes senderos o miradores. El recorrido entero se puede hacer en unas 2- 3 horas caminando todo el tiempo con las cataratas a tu derecha.



Durante el recorrido es habitual ver coatíes y abundantes especies de pájaros como el Tucán o el águila harpía. Desde el lado argentino se puede observar los saltos de agua desde abajo y desde arriba, se pueden ver, tocar y sentir desde cerca. La entrada en el lado argentino cuesta unos A$ 330 (20 €) y el ómnibus que te lleva a las cataratas desde la ciudad de Puerto Iguazú, es de A$ 65 (4 €) por trayecto. Ofrece diferentes recorridos por lo que se necesita unas 4- 6 horas para poder visitarlo entero. Existen tres senderos principales: el circuito inferior, el circuito superior y el circuito por la Isla San Martín. 


Todos los circuitos están conectados por un tren ecológico (gratuito) y en el caso de la Isla San Martín por una lancha (gratuita) hasta las 15.00h. Des de la isla se tiene una panorámica de 365º, se puede apreciar el enfurecido salto San Martín, la Garganta del Diablo a lo lejos y la catarata Bossetti, una de las más admiradas por su belleza.


Ahora podemos afirmar que ninguna visión es mejor que la otra, simplemente son diferentes perspectivas que se complementan y ambas son muy muy recomendables. Ver las Cataratas de Iguazú des de el lado brasileño es como estar en una obra de teatro donde tu eres el público, tienes una visión privilegiada de la escena y te puedes hacer cargo de la magnitud del lugar en el que te encuentras.



Por el contrario, desde el lado argentino, uno se encuentra directamente en la platea, te conviertes en actor. En el lado argentino sientes el rugido del agua, observas su potencia al impactar contra las rocas, te avisa, te moja,  se muestra, caminas por encima de ellas y hasta las puedes  tocar y oler. Allí las cataratas no se visitan sino que se viven, se sienten desde dentro. 


Una vez terminado el recorrido y sentirnos afortunados de haberlas visitado por los dos lados, seguimos nuestro camino hacia "cidade maravillosa": Rio de Janeiro. Esta vez miramos vuelos de avión y comprobamos que hay dos compañías low cost (Gol y Azul) que por R$ 200 (60 €) hay opciones de encontrar un billete. Allí nos encontraríamos con nuestra amiga de Barcelona Eva y el ambiente pre Juegos Olímpicos Rio 2016. 

Mapa Cataratas Iguazú Brasil


Mapa Cataratas Iguazú Argentina