jueves, 26 de mayo de 2016

16.- Copa Libertadores. Montevideo, Uruguay

Nuestra intención era quedarnos en Buenos Aires hasta el fin de semana y asistir a alguna de las innumerables ofertas culturales que ofrece la capital. Tuvimos un contratiempo irresistible que precipitó nuestra salida de Argentina:
         A la atención del departamento de prensa, 
Nuestros nombres son Emma Rellán y David Fàbregas. Somos dos periodistas de Barcelona        interesados en cubrir el próximo encuentro de la Copa Libertadores entre el Nacional de Montevideo  y Boca Juniors del próximo 12 de mayo. Estamos realizando un artículo dónde estudiamos las diferentes maneras de ver y vivir el fútbol. Siendo una fecha tan importante la de este fin de semana, 117 años de su fundación, creemos que sería una ocasión inmejorable conocer en primera persona su legendario e histórico club.


Nos contestaron a los dos días informándonos que lamentablemente tenía el sector de prensa cubierto por medios uruguayos y argentinos pero que si era de nuestro agrado, nos podrían facilitar dos entradas para asistir al partido de fútbol en la tribuna oficial. "¡Che, boludo, agarrá la bolsa que nos vamos pa Uruguay!".



Rastreamos las diferentes compañías que cubrían el traslado en barco desde la capital argentina a la capital uruguaya y por un precio de 600A$ (35€) compramos un billete de barco + bus con una duración total de 4 horas. La compañía Seacat, costaba la mitad que la conocida Buquebús y el secreto es que cruzaba por el Río de la plata hasta Colonia en una hora de trayecto y finalizaba en Montevideo después de tres horas más en autobús.
La llegada a Montevideo no nos decepcionó y rápidamente pudimos observar alguna diferencia con la capital Argentina. Por un lado el uruguayo es un ser que vive con el mate bajo el brazo, por otro, nos pareció ser más tranquilo y humilde que el porteño. Así como para el argentino tomar mate es como un acto social para compartir y, pocas veces lo toma en soledad, el uruguayo lo transporta a todas partes como si se tratara de las llaves, el celular o el monedero independientemente de si está solo o con un grupo. El uruguayo vive entre “Brasil e o mais grande do mundo” y “Argentina es la mejor del mundo”, así que no le queda más remedio que convivir con unos y otros. Política e históricamente siempre se mostró neutral y se caracteriza por no alardear de sus logros, como decía Juan, un amigo con el que compartimos una noche en la cuidad, “el uruguayo no se queja ni cuando tiene que hacerlo”.


Si se habla de fútbol la cosa cambia pues la selección es el equipo con más copas a nivel internacional ya que la celeste tiene un total de 2 mundiales y 15 copas América. También observamos que es un país caro para vivir pero como nos decía Juan, “si consigues llegar a final de mes, es un país en el que se vive bien”. El taxista que nos llevó hizo muestra de que en Montevideo se camina a otro ritmo distinto al llegar a nuestro destino. El señor conductor había estado viviendo durante años en España y no solo fue muy amable durante todo el trayecto si no que se permitió el lujo de salir del taxi una vez estábamos en nuestro destino y conversar unos diez minutos en la calle.
En la capital de Uruguay, tuvimos el primero de los calurosos reencuentros. Eli, una buena amiga uruguaya y de Barcelona. Allí trabajamos juntas en un equipazo de más de 20 personas que hacen posible el funcionamiento de un servicio municipal tan complejo como la atención a víctimas de violencia de género. Eli nos ofreció un hogar y nos introdujo en el modo de vida de la cuidad. Nos enseñó también la manera auténtica de preparar el buen mate.



Recorrimos las partes más recomendadas de la capital como la parte vieja, el centro, las ramblas o la costanera y no se si por casualidad Panxa dió con una réplica de la fuente de canaletes justo el día que el Barça ganaba el campeonato de la liga...




También nos fuimos con Eli a tomar unas cervezas artesanas que, por supuesto también forman parte de la cultura local con la que cumplimos fielmente.


Al día siguiente de nuestra llegada había partido y, como buenos alumnos antes de un examen importante salimos temprano de casa para conseguir el mejor lugar de la clase. Por suerte estábamos cerca del estadio y pudimos ir andando hasta la entrada. Fue relativamente fácil localizar la puerta de prensa. Nos presentamos y después de anunciar que éramos los periodistas de Barcelona, preguntamos por las acreditaciones. Finalmente y después de esperar unos minutos de incertidumbre, nos autorizaron a entrar y nos dieron un par de entradas... yehaaa!!




El espectáculo fue sorprendente pero la calidad del juego nos dejó más pasmados que asombrados. 
Las aficiones no tenían nada que ver con las de la liga española... Ambas hinchadas tenían orquestas de música con trompetas, bombos y platillos. La gente cantaba y cantaba sin cesar e incluso algunos  aficionados directamente estaban de espaldas al partido animando a los suyos y dirigiendo con la mano a la fanática coral y a los dedicados músicos. Otro aspecto que nos dejó boquiabiertos fue el inicio de la segunda parte. Para conmemorar el 90 aniversario del primer enfrentamiento entre Nacional y Boca, se había organizado el lanzamiento de fuegos artificiales. El árbitro y los jugadores estaban en el campo dispuestos a reanudar el partido y al cabo de unos minutos observando el espectáculo que no terminaba nunca, con el fuerte ruido de los fuegos artificiales realizaron el saque inicial y tímidamente empezaron a jugar. El partido se había iniciado y el estruendo no cesaba sino que crecía. Duró unos 10- 15 minutos de juego en que aficionados y deportistas estaban más pendiente del cielo que del balón. Pasado el espectáculo, una humareda con olor a pólvora, se instaló por momentos en el terreno de juego. El partido siguió con la tónica del balonazo al otra área esperando un error del rival, no había construcción, ni intención; más bien era tapar los posibles avances del contrario y rechazar cuando no había nadie cerca para pasar el balón. La afición no solo no aflojó ni un instante, sino que a medida que llegabas al final seguían animando y cantando todos a la vez bajo la batuta de una orquesta bien coordinada. Según decía Emma, "yo no entiendo mucho de futbol pero si viene a jugar aquí la Ponferradina,  como mínimo le mete cuatro goles a Boca... Diooosss que malos!

Hemos estado en Montevideo una semana y de aquí nos vamos a Playa Verde, con la intención de dar una sorpresa a un viejo amigo de Panxa del Ateneu de Sant Just. Nos presentaremos en su casa sin previo aviso y….sorpresa Pau!
La duda es si lograremos dar con él…


2 comentarios:

  1. Veo que las sorpresas siguen siendo vuestro lema. Seguid disfrutando de vuestra aventura que por aquí tenéis unos fans incondicionales.
    Ganas de saber la reacción de Pau cuando os presentasteis en su casa. Besos y Abrazos.

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  2. Yuhuuuuuuu cómo mola!! Seguid informando!! A seguir viviendo la magia de la vida!!! Cuidaros. Un besín

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