martes, 17 de mayo de 2016

15.- Corre Buenos Aires


Después de dos meses subiendo poco a poco por la Cordillera de los Andes y observando cómo el inicio del otoño pintaba las hojas de lengas, alerces y cipreses de tonos rojos, amarillos y anaranjados; cambiamos el decorado y llegamos a la capital del país.



Si una cosa nos quedó clara incluso antes de llegar es que Buenos Aires no es un lugar cualquiera, es "el lugar". En un país de alrededor de 40 millones de personas, aproximadamente la mitad se concentran en la provincia de Buenos Aires. 


La capital es el "mejor" lugar de Argentina, seguramente de latinoamerica... bueno... pensándolo mejor.. creo que del mundo dice, con un toque vacilón, el porteño. "Que hijoooOoo de putaaa". Porteño es un gentilicio que se utiliza para denominar a los habitantes de Buenos Aires, y así son ellos!;
-Ché boludo, acá encontrás de todo. Todo el mundo sabe que el mejor tango lo podés ver acá, el mejor corte de bife de chorizo en la capital, y el teatro!? Brodway es un invento de la Avenida Corrientes! Lo que no encontrés en Buenos Aires, no existe.


El porteño es un ser que vive a otro ritmo, se siente orgulloso de su tierra y tiene una respuesta para todo. Seguramente en un pasado todos eran filósofos,  psicólogos, entrenadores de fútbol o cocineros. Tienen amplios conocimientos de todo y como personas que se preocupan por los demás, siempre te aconsejan. Después de permanecer una semana, podemos corroborar que aquí la gente no pasea, camina sorteando turistas. Los conductores del colectivo -bus-, no manejan si no que teletransportan a los pasajeros y que definitivamente el ritmo agitado de la urbe es distinto al de toda la Patagonia. Las distancias son largas y los desplazamientos para ir a trabajar pueden durar un par de horas.


Cualquier lector viviendo en medio de la ebullición, podrá sentirse contrariado e incluso incómodo con los comentarios; otro, ajeno a la capital, después de leer estas lineas pensará que Buenos Aires no merece la pena, lo cierto es que no solo es recomendable, si no que es imprescindible visitar. Estar rodeado de porteños tiene un riesgo y quizá algunas partes del anterior texto se agrandaron como el pavo que hincha el pecho y luce plumas. "Che, que querés boludo!"



Buenos Aires, tan llena de vida, de música, baile, libros y teatros, de día y de noche...


Muy recomendable pasear por la Avenida Corrientes entre sus innumerables teatros a cada lado de la calle, lugares para comer la pizza típica y librerías pequeñas o grandes como es el caso de El Ateneu que era un antiguo teatro reconvertido en una hermosa librería. 

El sábado por la noche Guillem Pérez, un compañero de pupitre en la escuela Canigó, nos preparó un típico guiso argentino. Con él y su colega Lluís, compartimos vinos y nos dieron las diez y las once, y... la una, las dos y las tres. 
Otra recomendación es caminar sin rumbo por San Telmo con sus calles adoquinadas y los mercados de antigüedades escondidos. Allí estuvimos con Valeria y Mariano, las personas con las que convivimos durante nuestra semana en la ciudad, qué genial conocerlos!. Comimos en un local del año 1820 reconvertido en un restaurante familiar que, según nos explicó su dueña, lleva 6 años abierto. En un inicio emprendieron el proyecto como una tienda de antigüedades y al cabo de poco tiempo añadieron, colocando unas mesas,  un espacio como tetería.


El lugar, que está decorado con lámparas a la venta, todas diferentes y elementos relacionados con pueblos originarios del norte del país o Bolivia, cuenta con etiquetas colgadas de sillas, jarrones o cubertería. Ofrecen un menú diario competitivo que va des de los $50 (3€) a los $80 (5€) con refresco y café servido en "auténticas vasijas de cerámica alemanas".
Otro barrio imprescindible de ver es el de Boca. Actualmente queda poco de lo que fue en su inicio ya que el turismo que lo fotografía es de tal magnitud que a menudo sin darte cuenta puedes acabar con un  pañuelo en el cuello bailando tango en medio de la calle.

Con imaginación uno puede regresar a esa época en la que, sobretodo italianos, llegaron a estas parte de la ciudad, sin saber donde dormir y con una maleta como historia de su pasado. Muchos italianos, españoles y otros europeos llegaron exiliados de las grandes guerras, algunos alentados por familiares o conocidos después de escuchar narraciones de fortunas y éxitos.



La realidad explica que llegaban personas temerosas, solitarias y con muchas dudas. Las casas en esta zona de la cuidad eran hechas de madera y/o chapa y los abundaban diferentes colores en el mismo habitáculo. La razón, según nos dijeron, era porqué se construían y pintaban con los materiales y colores sobrantes de los navíos. Otra característica es que no se llamaban casas sino "conventillos" y en las piezas -habitaciones- individuales eran austeras y de tamaños reducidos.


En cada conventillo, podían vivir entre 10-15 hombres. Allí al lado hay uno de aquellos monumentos históricos que todo aficionado al fútbol ha de ver: La Bombonera, el estadio de Boca Juniors. Este estadio tiene una forma muy peculiar y diferente del resto de estadios. Su forma una "D", con tres lados compuestos de tres gradas curvas (como las de todos los estadios) y un cuarto lado completamente vertical. La razón de este diseño fue que, al parecer se debía construir el nuevo estadio en el mismo solar donde se encontraba el anterior que era de madera y mucho más pequeño, siendo necesario edificar las gradas de este lado, muy juntas una sobre otra, y las superiores se encuentran muy adelantadas con respecto a las inferiores creando una pendiente pronunciada y poco común.


Según los aficionados de esta manera se crea una atmósfera vibrante que da origen la mítica frase: " La Bombonera no tiembla, late".
Mención especial para la afición del Boca Juniors que, según algunos medios está considerada la mejor del mundo por la cantidad de hinchas, el fervor y el entorno que se convoca en La Bombonera durante sus partidos.
El Tigre es otro barrio que se ha de visitar. Se trata de la desembocadura del río de la plata en Buenos Aires. Al penetrar por la tierra, el río crea un delta y forma pequeñas islas; en algunas hay un solo habitante, en otras hay restaurantes y clubs deportivos, y en las más grandes hay pequeñas poblaciones.

El agua del río no es clara ni transparente pero pasear en barco por estos lugares es relajante, la gente puede disfrutar de su tiempo libre y desconectar del ajetreo de la ciudad en este bello rincón. Por supuesto hay que caminar también por el centro y perderse por sus grandes y pequeñas calles. 
Degustar una rica gastronomía junto con uno de los vinos del país. Disfrutar de algunos de sus teatros alternativos y del cine nacional. Y para los más aficionados al tango acudir cualquier día de la semana y prácticamente a cualquier hora a diferentes locales para poder vivir el espectáculo.

De aquí saldremos hacia Montevideo. La distancia que separa estas dos ciudades no es mucha si lo haces atravesando el río de La Plata, la otra opción es hacerlo por tierra pero hay que dar un buen rodeo. Así que nos vamos en barco hasta la ciudad uruguaya de Colonia y de ahí en bus hasta la capital. Viajamos con la compañía Seacat, una de las más económica. El precio total fue de unos 35 euros por persona incluyendo el barco y el bus en un trayecto de 4 horas. Existe la posibilidad de ir directamente a Montevideo con un coste más elevado. El trámite aduanero se hace en la parte argentina donde se encuentran las aduanas de ambos países y al revés si vienes de Uruguay a Argentina, ya que la frontera se encuentra en medio del río.
En Montevideo nos reencontraremos con Eli, una buena amiga uruguaya, catalana e italiana.
Uruguay allá vamos!










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