domingo, 10 de abril de 2016

06 Camino a la frontera chilena


Con energías renovadas a la mañana siguiente bien temprano, o no tanto… nos pusimos de nuevo a la salida de este mini pueblo de Tres Lagos, para hacer dedo e intentar salir de allí fuese como fuese. El viento volvía a castigarnos mientras nuestras miradas se posaban en la lejanía de la carretera sin que ningún auto se asomase. Casi llevábamos una hora cuando por fin nos “levantaron” tres chicos checos que estaban turisteando en una furgoneta llena de mochilas y material de escalada donde a penas cabían nuestras mochilas. Y así, bien apretaditos haríamos con ellos unos 600 km, incluyendo una parada inesperada en La Cueva de Las Manos en Santa Cruz, (Patagonia Argentina). Un lugar arqueológico y de pinturas rupestres fechadas en el 7350 a. C. que se encuentra en el profundo cañón del río Pinturas y que son consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

                                   
                             

Aquí Panxa consiguió un precio local en las entradas gracias al discurso casi olvidado, del voluntario que viaja sin dinero (no tan lejos de la realidad).
Con estos tres nuevos amigos, expertos escaladores que buscaban su próximo reto en una nueva montaña/pared, llegamos hasta la cuidad de Perito Moreno que, por cierto no tiene nada que ver con el glaciar Perito Moreno y que además se encuentra a unos 800 kms de distancia de éste. Esta similitud en el nombre ha llegado a confundir, por increíble que parezca, a algún turista despistado según nos han podido contar.
En esta localidad los hospedajes que investigamos eran caros para nuestro bolsillo. Pero teníamos que pasar allí la noche porque era ya bastante tarde. Saldríamos al día siguiente para cruzar la frontera de Chile. Montamos nuestra pequeña “carpa” osea la tienda de campaña, y sin esperar demasiado el lugar ideal, acabamos por ponerla en un lateral de la rotonda en la salida de la localidad. Pero no problem! Nos situamos en un rinconcito entre árboles bien resguardados de las miradas indiscretas y del viento que de nuevo soplaba sin descanso.
A la mañana siguiente cruzamos la frontera con una pareja de chilenos que viven en el lado argentino por trabajo. Sin ningún problema excepto por el hecho de tener que comernos toda la fruta que llevábamos (un par de manzanas, mandarinas y un melocotón…) ya que en la aduana chilena no permiten el paso con alimentos no envasados.
Con esta encantadora pareja descubrimos que en Chile deja de utilizarse el “vos” y se cambia de nuevo al “tu” o “usted”. Y como curiosidad hemos de comentar que nos ha sorprendido notar un acento bastante similar al sevillano en algunos chilenos.

    
   
Cañón del Río Pinturas y Cueva de las Manos, que en realidad no es tal cueva sino una pared de roca gigante con una zona llena de "manos prehistóricas" de diferentes colores.




Un detalle notable a destacar siguen siendo las interminables rectas de las carreteras patagónicas. Ni una sola curva!
 


Curiosa gasolinera en medio de la nada... Y has de aprovechar porque es muy posible que no encuentres otra en muchos muchos kilómetros...





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